


En la explanada de la antigua sede del comendador practicamos un poco de esgrima para soltar los músculos y hacer un poco de sed y gana para cuando llegara la hora de la comida, todo salió bién y no hubo que lamentar ningún parte de heridos.
Se contruyó un campamento militar con juegos infantiles que hizo que los niños por momentos se sintieran Caballeros Templarios y sus papás, todo hay que decirlo, ahora que no nos oyen, puésssss tambiénn.
Desde nuestro blog damos las gracias a la sra propietaria del Castillo
por su amabilidad y le pedimos perdón por no acordarnos del nombre,
es que en la época de los templarios no habian agendas......El Sargento de Bagà.
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