

La celebración consiste en diversas representaciones de figuras místicas y simbólicas, que bailan al ritmo de la música y los tambores. Los bailes se caracterizan por su solemnidad, así como por la utilización de fuego y artefactos pirotécnicos.
El miércoles anterior, víspera del jueves de Corpus, el tabal (pregonero de la fiesta) y los gigantes recorren la ciudad anunciando el comienzo de las fiestas. Más tarde comienza el drama mímico, dividido en varios actos, que representan las intensas luchas de los cristianos contra los moros; al arcángel San Miguel que, ayudado por ángeles, lucha contra Lucifer y sus diablos; o las burlas contra el caudillo árabe Abul-Afer o Bullafer, conquistador de la zona. En cambio, el acto del águila expresa la satisfacción de Berga por haber acabado con el dominio feudal y pasar a depender directa y exclusivamente del rey.
Las fiestas tienen lugar desde el miércoles, víspera del Corpus, hasta el domingo siguiente. El viernes, día siguiente del propio Corpus, se realiza una Patum infantil, en una versión adaptada para niños.




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