

Ciudad en un principio fundada como urbe Romana hacia el año 1005, el testamento del
vizconde Guitard, pariente de Borrell II, que habla del castillo de Barberá,
divide la propiedad entre la sede de Barcelona y la basílica barcelonesa de San Miguel Arcángel, siendo lugar de visita para los Templarios y posteriormente los Hospitalarios que viajaban hacia la ermita templaria del Riusec en Sabadell, dejando señales de su paso por aquí.


En aquellos tiempos, los habitantes vivían de los frutos de la tierra y de
los molinos, que fueron muy importantes para el desarrollo económico de la zona.
En esa época se construyó la iglesia romanica de Santa María de Barberá


Como todas las fortalezas del país, el castillo pertenecía al conde de
Barcelona; la propiedad del castillo pasó a los Ribes, más tarde a los Moncada
y, por último, en 1599 Felipe III se la cedió como favor a la noble familia Galcerán del Pinós. En 1702, Felipe V nombró a Galcerán de Pinós
primer marqués de Barberá, de ahí que el escudo actual de la ciudad de Barberá, lleve dos piñas junto al castillo, ya que el escudo de armas de la noble familia de Pinós, de Bagá, población situada al norte de Barcelona junto a la Sierra del Cadí, lleva tres piñas.
Barberá era un lugar de paso, situado en el camino real de Barcelona. En 1619 ya se había construido un caserón muy grande, con
capacidad para muchos huéspedes y todo tipo de servicios: el Hostal Nou.

En 1750 se construyeron a un solo lado
del camino real casitas en hilera que aparecen documentadas como el Hostal Nou y
las casitas en 1782 y como el Hostal Nou y
la calle en 1796.El Sargento de Bagà.