Por lo que, dicho y hecho, montamos nuestro campamento en menos que canta un gallo y empezamos a calentar las espadas. Roger gran maestro de la espada que solo falta decirle zas... para que se ponga en guardia y el Sargento, otro que tal calza se enfrascaron en una lucha a espada que empezó a congregar gente alrededor a modo de combate real que solo faltaba el Spielberg gravando. La verdad es que salió muy bién y lo más importante, no hubo que lamentar parte de heridos.
Ya por la tarde, después de la merecida comida, ofrecida por la organización, tuvimos que recoger todo el campamento lo más rápido posible, debido a que la lluvia hizo aparición cuando menos la necesitabamos ya que aún quedaba mucha tarde para terminar de pasarlo bién.
Damos desde aquí, las gracias a la organización por la invitación y el buen trato recibido y esperamos poder volver a vernos otra vez.El Sargento de Bagà.
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