El hoy llamado castillo templario se emplaza en lo que, probablemente, en origen fue un castro celta, en una posición similar a la de otros de El Bierzo. Posteriormente se cree que fue un emplazamiento romano y visigodo.
Hacia 1178 Fernando II de León, permite que los templarios establezcan una encomienda en la actual Ponferrada. En 1180 el Rey expide fuero para la repoblación de la villa que había surgido un siglo antes, documentándose la primera fortificación 1187.
En 1440 Ponferrada pasó a Pedro Alvarez Osorio primer conde de Lemos, que venía reclamándolo desde hacía tiempo. Fue este importante personaje gallego del siglo XV quien realizó las grandes obras que configuran la actual fortaleza de Ponferrada, que comprende: un castillo, el llamado Castillo Viejo, un recinto amurallado con sus barreras y un palacio renacentista.
Tras diversas disputas y pleitos entre los herederos de Pedro Álvarez Osorio, Juana Osoriola hija habida de su segundo matrimonio con María de Bazán y Rodrigo Enriquez Osorio segundo Conde de Lemos, su nieto bastardo, los Reyes Católicos adjudicaron Ponferrada a Juana Osorio. Rodrigo Osorio no acató la resolución y tras poner cerco a la fortaleza se apoderó de ella en 1485, iniciando así una rebelión contra los reyes. La Corona reaccionó formando un importante ejército 600 lanzas y de cinco a seis mil peones bajo la dirección del Almirante de Castilla con el fin de tomar todas las plazas y lugares del Bierzo que apoyaban al conde. Al no rendirse éste, se emprendió un duro asedio con artillería a la fortaleza de Ponferrada, que fue tomada al asalto en el verano de 1486. Tras pasar Ponferrada a los Reyes Católicos previamente al cerco de la fortaleza había comprado los derechos sobre la villa de Ponferrada a doña María de Bazán y sus hijos por 23 millones de maravedís, se iniciaron obras de reparación y refuerzo de la fortaleza.
Durante los siglos XVII y XVIII el castillo fue gobernado por un Corregidor en nombre de la Corona.
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